lunes, 4 de abril de 2011

Votar o no votar he ahí la cuestión

En estos momentos pre-electorales mucha gente se plantea que sentido darle a su voto. El descontento con casi todos los partidos es evidente, las encuestas y las estadísticas mas o menos serias así lo constatan. Aclaro que digo casi todos, porque sería difícil estar descontento con el Partido del Karma Democrático:


Pero la cuestión no sólo es si votar por este o aquel partido, coalición o agrupación, sino si votar en blanco o, simplemente, no votar.

Desde luego hay que estar muy convencido para votar a cualquier candidatura, incluso a alguna de aquellas que no obtienen ningún escaño o silla municipal. También se necesita algo de reflexión para votar en blanco, además se tiene uno que tomar la molestia de acudir al colegio electoral, hacer la cola y depositar la papeleta en blanco o el sobre vacío y eso no se hace sin estar mínimamente convencido de que sirve para algo. Mucho mas sencillo es no votar, si hace buen tiempo pues a la playa y ya está.

Pero qué consecuencias tiene cada una de las posibles acciones, eso es lo que pretendo desarrollar con este imperfecto opúsculo.

Primera opción: votar por una candidatura. Digo esto porque como en esta ocasión no hay elecciones al Senado, en las que se eligen personalmente a los senadores, necesariamente si usted va a votar por alguien tiene que votar por todos los demás que van en la lista, los de delante y los de detrás. Las consecuencias pueden ser: primero que el partido al que usted le ha votado sea de los mas votados, enhorabuena, su voto habrá servido para algo, segundo que el partido al que usted ha votado esté entre Pinto y Valdemoro en materia de número de votos, pues lo siento, debe tener suerte para que su voto sirva realmente para algo, lo más probable es que se quede en nada o que se produzca una diferencia tan grande entre el que ha obtenido mas votos y el elegido por usted que sirva únicamente para tener una presencia testimonial en el ayuntamiento o en el parlamentito de su comunidad autónoma, pero bueno, algo es algo..., tercero que vote usted a un partido que obtenga poquitos votos, entonces el suyo no habrá servido para nada de nada.

Y todo esto ¿por qué? Pues porque cuando los padres de la patria hicieron la constitución y las leyes electorales, eligieron la forma de distribución o reparto de los escaños por el sistema D'Hondt, en el cual la candidatura que obtiene el resto mayor de votos después de haber distribuido los puestos o escaños según el número de votos obtenidos se lleva los puestos restantes, lo pueden ver aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_D'Hondt

Pero bueno, y ¿que pasa con los que han votado en blanco? Pues que como no han elegido a nadie pues ni con los votos ni con los restos se saca nada. Votar en blanco significa manifestar el acuerdo con el resultado de las elecciones. Yo aún diría mas, significa estar de acuerdo con todo el proceso electoral, darle legitimidad democrática.

Y, en conciencia, ¿podemos estar de acuerdo con el sistema electoral? Desde mi punto de vista solamente aquellas personas con una conciencia laaaaxa, que se pueda estirar como el chicle, pueden estar de acuerdo en que este sistema es bueno y democrático:

Se eligen candidaturas cerradas, no sujetas al cumplimiento de los programas electorales, no se les puede pedir responsabilidades por sus actos políticos a las personas elegidas, no se les puede remover de su cargo si no cumplen lo prometido o su programa electoral, gracias al sistema D'Hondt gran número de las opciones políticas quedan fuera de los parlamentos o ayuntamientos, aún habiendo obtenido mas votos que los que sí tienen escaño, por mor de las circunscripciones electorales. Esto último, en Canarias, se agudiza por la forma de repartir los escaños en el parlamentito, pues al primar la representación de las islas con menos habitantes, resulta una enorme desproporción entre el número de votos necesario para obtener un escaño en una isla o en otra (el 17% de los habitantes determinan el 50% de los escaños) dando como resultado que una gran parte de la población no se encuentre realmente representada, además existen unos límites mínimos para obtener escaño que son completamente desproporcionados (el 6% regional y el 30% insular). Por si todo esto no fuera poco tenemos la utilización que los partidos en el gobierno autonómico, insular o municipal, hacen de las instituciones para promover el voto a su bandera: inauguraciones, publicidad “institucional”, festivales de toda clase, etcétera. Las ingentes cantidades de dinero que las entidades bancarias “prestan” a los partidos para publicidad (y luego condonan) y por último el reparto de los espacios publicitarios en las radios y Televisiones que, como no, corresponden en las horas de mayor audiencia a las formaciones con mas votos en las anteriores elecciones.

Por eso, la mejor manera de manifestar nuestro desacuerdo con la forma y el fondo de las actuaciones políticas es no ir a votar, no participar, eso refleja verdaderamente el desencanto, la desilusión y el cabreo que la mala política deja en los ciudadanos. No se preocupen, mientras paguen sus impuestos tienen derecho a protestar y siempre habrá quien vaya a votar, seguirán haciendo de las suyas, pero está claro que no lo harán en mi nombre.