sábado, 17 de abril de 2010

Tutela Judicial Efectiva

Cualquiera que lea, vea o escuche algún medio de comunicación que no sea la prensa deportiva o esas cadenas de radio y televisión de sólo deporte, se verá inundado por gran cantidad de información, noticias, debates, entrevistas, mesas redondas, etcétera, acerca del procesamiento del Juez Garzón. Este hecho ha logrado desplazar otros asuntos de gran relevancia política y económica.

La dimensión de la noticia realmente me parece desproporcionada, parecería incluso ser una maniobra de distracción, al estilo de lo que comentaba J.C. Saavedra en el artículo anterior.

Quiero creer que yo, sobre ese asunto, tengo una opinión particular. La verdad es que no me gustaría que se pensara que me apunto a una u otra opción política de las que se dan en España en estos días (parlamentaria o extra-parlamentaria) sobre todo porque no me gusta ninguna en particular, aunque uno tiene sus querencias (ruego me disculpen el término taurino).

Empezando por la figura del encausado: siempre me ha parecido un juez estrella (como las de Hollywood quiero decir) es una impresión, una sensación, aunque compartida con algún amigo, incluso la oí esta mañana en la radio. No dudo de su capacidad ni de su independencia (con el significado que eso pueda tener en el régimen político actual y a pesar de la perplejidad que me produce el que haya pedido el certificado de defunción de Franco) pero sus actuaciones algunas veces parecían dirigidas mas hacia la galería que hacia la búsqueda de la justicia (si es que esa es su función). El asunto Pinochet, su fallida participación en la política y lo que ha desencadenado este guirigay, son ejemplos de ello.

Los recursos que el Estado pone en sus manos para el ejercicio de sus funciones son muchos, pensemos en la cantidad de funcionarios administrativos, policías, medios de transporte y equipos, a veces muy especializados, ...etcétera. Todo eso cuesta un pastón y el dedicar esos recursos a causas penales imposibles de resolver me parece una irresponsabilidad que no debería permitirse.

Que la causa abierta contra él ahora tenga que ver realmente con un hecho punible me parece lo menos importante, si es por rencillas, envidias profesionales y demás, será preocupante, pues mostraría la catadura moral de quienes tienen a su cargo la sanción jurídica al mas alto nivel. Probablemente no tenga problemas en salir absuelto, si se le llega a enjuiciar, que lo dudo, pues dado el uso que se hace de la justicia en España quizá el objetivo no sea juzgarle por la comisión de un hecho delictivo, cogido por los pelos, sino “jeringarlo” lo mas posible, como hizo él a Pinochet... ¿o alguien cree de verdad que a Pinochet se le iba a hacer un juicio en España?

Otros actores de esta comedia son los acusadores, que gracias a ello están teniendo una publicidad impagable. Posiblemente, desde la muerte de Franco, no se había hablado tanto de la Falange Española como ahora. Entiendo que para ellos ha sido una buena opción el presentar la acusación, les ha salido bien, han encontrado una institución receptiva a sus peticiones, con razón o sin ella.

Las distintas opciones políticas, sobre todo las dos mayoritarias, han encontrado un filón. Unos para esconder sus penosas vergüenzas detrás del caso Garzón, otros porque con la que está cayendo les sirve también de maniobra de distracción, que la gente siga pasando de los problemas y que no le reclamen mucho que den solución a la crisis, sin afectar al “Estado del Bienestar” por supuesto.

La intelectualidad universitaria y artística, muy en su papel de vanguardia de izquierda: juzgar a un juez que se ha metido con la dictadura, falange, fusilamientos... ¡que horror! Con lo feo que queda eso al lado del europeísta plan Bolonia y de los óscares hollywoodienses.

Y los sindicatos.... mira que hay cosas por lo que los sindicatos podrían salir a la calle, hacer manifestaciones, declaraciones, discursos y hasta huelgas, pero no, es Garzón el que les mueve, resulta patético y deprimente.

Lo que a mí me preocupa de todo este asunto es en qué situación está y quedará la Justicia, como ciudadano y como profesional del derecho laboral.

En términos generales da pena, se sigue legislando en plan veleta, ahora esta norma, mañana, a la vista de la moda y de la contestación social o económica se cambia, luego la otra modifica la anterior pisando terreno constitucionalmente delicado....no hay rigor normativo, o sea una redacción lógica y adecuada al fin de la norma. Con todo ello la seguridad jurídica, principal función de las leyes, brilla por su ausencia.

La lentitud y la lenidad imperan en el sistema judicial, esa es la sensación que tienen los ciudadanos. Para ejemplo un botón: caso x (ponga aquí el caso de corrupción local que usted prefiera) ¿cuantos años esperando que finalice la instrucción? Comparemos el caso Maddox, una estafa de proporciones multimillonarias y ramificaciones internacionales, donde están afectadas entidades financieras de las primeras del mundo, si los yanquis llegan a aplicar el sistema español no se juzgaría nunca. El tal Maddox ya está en el trullo, se descubrió después que muchos de los casos de corrupción detectados en España y ha finalizado antes que muchos también.

En el ámbito laboral resulta sangrante, cómo se puede permitir que una demanda por incapacidad permanente o una impugnación de una alta médica tarde tres años en señalarse para juicio, donde están aquí las garantías de los ciudadanos... el manido derecho a la tutela judicial efectiva.

No le pregunten a los juzgados y tribunales, ni a los intelectuales, ni a los sindicatos con subvención, ni a los partidos de la oposición, ni al gobierno, ellos no saben donde encontrarlas pues están todos muy ocupados discutiendo sobre cosas importantísimas como el sexo de los ángeles, perdón, quiero decir sobre si procede encausar a Garzón por haberse atrevido a intentar juzgar a la historia.